Amar es sentirse en la permanente zozobra
entre la locura y la calma
entre el espanto y la esperanza.
Es brillar con el aura purpúrea
de los labios henchidos de besos
y el sentido ingobernable
de saberse libre y a la vez preso.
Es naufragar y ahogarse,
estar sereno y a la vez, perdido
con la completa certeza de salvarse.
Es temer y rendirse
en el torrente del propio holocausto.
Y surgir de la pira, encendido,
brillante y más puro,
con la firmeza del hierro fundido.
Es estar convencido que se puede estar vivo
moribundo en los brazos
que nos tienen cautivos.
Y soltarse... Sin miedo de caer, de perderse...
porque ya se ha perdido
y ya se ha caído...
Es tener en el alma pleamares que alternan
entre la inquietud y la calma.
Tempestuosas esquinas, tifoneras playas,
y un remanso donde zozobrar
cuando la tormenta pasa.
Seleccionado y publicado en Entretejiendo desde el hacer de las palabras
IV
Encuentro Internacional de Escritores –
San Juan 2008
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