La adulación es la madre de la manipulación y se alimenta de nuestra vanidad. Pero no hay que confundirla con el halago. La gente que te conoce bien, que te quiere de verdad, te halaga, pero jamás te adula.
Y es proporcional... en la misma medida en que te adula quien no te conoce, seguramente terminará hiriéndote, traicionándote, o alejándose ofendido, también sin llegar a conocerte, sólo porque no se salió con la suya... (Cristina Validakis)
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