lunes, 4 de julio de 2011

Feria del Libro de Oncativo 2011- La Novela Histórica - Presentación de la Escritora Cristina Bajo-

            
    Cuando me dijeron que era la encargada de presentar a la Sra. Cristina Bajo, en la Feria del Li bro de Oncativo me puse a pensar en esto de la novela histórica, en lo que nos atrae de ella y nos hace adentrarnos con pasión en la trama.
           Alguna vez, me dijeron que, el hecho histórico por su naturaleza, al ser lejano en su realidad a la vivencia cotidiana, despierta muy poco interés. Sin embargo, al recordar aquellas novelas que leíamos con avidez y nos remontaban a otros siglos, pude darme cuenta que, ingenuamente  persuadidos por ese maravilloso universo de ficción, nos internábamos en el contexto real e histórico  que le servía de sustento. 
      En esa asociación de verdad y fantasía,  atrevernos a pensar cómo ha sido, cómo vivieron, cómo sintieron los protagonistas de esos hechos puede ser un desafío para aquel que se introduce en el terreno de la novela histórica. Un terreno ambiguo y desafiante por cuanto nos obliga a cuestionarnos y a indagar, donde comienza el espacio que atesora el devenir histórico real y dónde los acontecimientos que solamente han tenido cabida en la imaginación del escritor.
           Leer novela histórica  nos sumerge, casi sin darnos cuenta, en  ese pasado que su autor intenta retratar en forma omnisciente o sugestiva, dándole al lector la posibilidad  de plantearse otras realidades y entornos posibles para las mismas e imperecederas necesidades vitales.
       Porque los planos de la ficción estética, y de la realidad, de las creencias y mitos, de las tradiciones, son para la gente, los lugares donde puede elaborar y recrear también problemáticas de actualidad. 
Donde puede depositar emociones, sentimientos y vivencias que trasponen el umbral de la pasividad para convertirse, en lectores y escritores comprometidos con sus realidades históricas y sociales.
           La Literatura es el ámbito, por excelencia donde se plantea una posibilidad recreativa  y a veces transgresora del lenguaje, porque permite desde lo imaginario, ese viaje fantástico que trasciende lo real.
          Novelar la historia, entonces, es hacer de un hecho real, una novela. Es retroceder el tiempo para recrear en un marco posible, lo que imaginamos pudieron vivir o sentir los personajes. Por eso, el uso que hace un escritor de los códigos genéricos y culturales, como de los conocimientos históricos, geográficos o mediáticos, es altamente interactivo.
        El encuadre literario, aplicado a la novela histórica, permite en el juego imaginario de los hechos,  que  lector y escritor, se relacionen con el aspecto real que los sostiene, dando la posibilidad de trabajar sobre lo verosímil y lo imaginario, los sentimientos y las opiniones, las coincidencias y las divergencias socio-temporales, la identificación y los valores inmutables. 
              Para hacerlo, la contextualización en un marco socio-cultural propio de una época, será un aspecto a tener en cuenta, para que, al construir el mundo ficcional, puedan orientarse en él y entender los personajes y acciones en ese marco.

      Este es un arte, que el escritor de novela histórica debe manejar con un inmenso trabajo: el de investigar, el de adentrarse en las fuentes históricas y ser lo más fidedigno posible. Tarea que, la Sra. Cristina Bajo en sus obras logra ampliamente, además de recrearnos con la estética literaria y la verosimilitud de personajes que son imposibles de olvidar. 
       Su disertación sobre "La mujer en la Historia" fue también un claro ejemplo de un  profundo y responsable trabajo investigativo, donde las fuentes cobran un valor insustituible para entender los marcos en los que ocurrieron los hechos y las elecciones de los personajes de sus historias.
      A ella, toda mi admiración y aprecio, y este poema que leí en su presentación:

                     SER MUJER
Con este cuerpo de mujer,
              
  he florecido...
Y he dejado volar mis pétalos
por el paisaje ambiguo 
       de la pasión y los sueños.
He transitado,
por el algodonoso camino
de la pérdida y los miedos.
Me he marchitado 
y he quedado desvalida,
en desolados jardines de invierno.
Aún así, con este cuerpo de mujer,
                                      he florecido.
Y he propagado al viento,
con la ballesta de los sueños,
 gestadas del amor , nuevas semillas.
Con cuerpo de mujer, a veces
o con alma imperecedera de niña,
navegué y me navegaron de caricias;
 sumergida en mares beleidosos de deseo,
Aferré mis amarras, resistentes al olvido
y luego las solté, para cambiar el camino.
Y a veces, naufragué, y sin embargo,
aún así, en islas nuevas, en suelos desconocidos...
                                       he florecido...
esparciendo inéditos perfumes y mudando pétalos nuevos. 
Porque ser  mujer, es también comprender,
que aunque la flor deshaga su belleza en el aire
se hace eterna e inmortal, simplemente,
por ser  el regazo natural de la semilla.



2 comentarios:

  1. Hermoso poema Cristina, me gustó muchísimo!!!!


    Beso Josefina Fidalgo

    ResponderEliminar
  2. HERMOSO EL POEMA "SER MUJER" COMO SIEMPRE TUS POEMAS SON SUBLIMES.PODER VER A TRAVÉS DE ESTAS PALABRAS QUE COMO MUJERES SIEMPRE ESTAMOS FLORECIENDO...esparciendo inéditos perfumes y mudando pétalos nuevos... ME ENCANTÓ!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar