¿ Pude ser tan feliz
inocente?
que tus besos ausentes
no supieran a sal.
¿Pude ser tan audaz, tan
valiente?
que tus palabras falsas
parecieran verdad.
Y... ¿dónde estarás
ahora,
con tu infamia soberana,
con tu insana arrogancia
y tus palabras vanas?
¿ A quién perturbarás
con tu presencia ufana?
Ahora que, convencida,
- despierta-
armónica y serena,
puedo alejarme, osada.
Sin importar...
¡SIN IMPORTAR!
que al fin...
me amas.
CRISTINA VALIDAKIS
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