El amor es como un río,
a veces pacífico, otras turbulento.
No siempre transita por terrenos
plácidos y rectos.
Entre las piedras se desliza,
valiente, callado, o intrépido
y forma su propio cauce,
a pesar de todo aquello que se lo impida
o se interponga a su torrente.
Nada lo detiene de su objetivo último,
fundirse en un abrazo pasional
con el mar que es su contento.
El amor, es como un río,
sus aguas se deslizan, cambiando
sus pasos, su ritmo, su velocidad,
a la necesidad de su fluir.
Nada lo detiene de su tránsito continuo
mutando en el paisaje y en el tiempo
con la transparencia del espejo
que refleja sentimientos,
o la oscuridad de la noche
en barrosos y oscuros tormentos.
El amor es como un río,
te miras en él,
te sumerges con coraje, con pasión
o con miedo.
Y a veces te arrasa y te lleva,
por sus terrenos pacíficos o turbulentos.
Y otras veces, con su corriente viva
de los dolores y las tristezas
simplemente, te limpia.
CRISTINA VALIDAKIS
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