El alma
espolvoreada de silencios
clausurada en el
pecado grita.
el cieno es su
mortal sustento,
el cielo, su
opción, su energía...
Y como a Cristo,
el engaño,
y la traición,
la crucifican
suplicios,
infamias, agravios
dejan su huella
en estigmas.
Mas, aún
revelada en su gloria
dúctil,
valiente, enaltecida
por una pascual
y redentora plegaria
con perdón, al
amor resucita...
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